EL RENACER DE VALERIA ( CAPÍTULO VIII)

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enero 8, 2025

                       Capítulo VIII

           “Una sauna, dos parejas”

 

Hoy sentí la necesidad de contaros mi experiencia, o tal vez debería decir “nuestra” ya que tan mía como de Lucas.

Primero que nada, quiero disculparme por haber estado algo ausente estas últimas tres semanas. Pero ya sabéis cómo son las Navidades: largas, intensas y, a veces, agotadoras, sobre todo cuando tienes hijos y tu familia vive a más de 5000 kilómetros de distancia. Y eso es exactamente lo que nos ha pasado a nosotros. Estas fiestas las hemos pasado en Barcelona, ​​rodeados de nuestros

La verdad es que, conforme se va acercando la fecha en el calendario, siento una emoción inmensa por hacer las maletas, coger el avión y disfrutar de mi gente. Para mí, estar con mi familia siempre es motivo de felicidad, y después de un año lleno de desafíos, esta vez lo necesitaba más que nunca. Sin embargo, tras una semana allí y después de todo lo que hemos vivido en los últimos meses, debo admitir que empezaba a echar de menos mi casa, mi espacio, mi vida. Me faltaba tiempo para volver y retomar nuestra rutina, para seguir viviendo nuevas experiencias.

Día de Reyes: 

La mañana del Día de Reyes empieza pronto en nuestra casa. Toda la familia suele levantarse alrededor de las 8, aunque realmente es nuestra hija pequeña la que marca el ritmo con su entusiasmo y a grito de… —¡Ya han venido los Reyes! -

Nos levantamos con una mezcla de alegría y nervios, y bajamos todos juntos para abrir los regalos. Para mí, el momento más mágico es ver la emoción en sus caritas mientras rasgan el papel de colores. Esa ilusión tan pura, tan auténtica, me llena el corazón y me recuerda que estos momentos son los que realmente importan en la vida.

Una vez que los niños han abierto sus regalos, llega el momento del desayuno, que en este día también es especial. Preparo chocolate caliente y servimos el roscón de Reyes, que no puede faltar en nuestra mesa. Nos encanta la tradición de buscar la figurita y el haba, y las risas no faltan cuando alguno tiene que coronarse como "rey" o pagar el roscón. Este año, nuestra hija mayor encontró la figurita, así que le pusimos la corona, y Lucas terminó siendo el encargado de pagarlo, como manda la tradición.

Mientras disfrutábamos del desayuno, Lucas me lanzó una mirada especial. Entonces se acercó a mi abrazándome y susurrándome al oído que hoy teníamos una cita muy especial.

Me quedé intrigada, pero al mismo tiempo, emocionada. Había organizado una sorpresa para ambos, algo que llevaba tiempo preparando. Así que, después de desayunar, Lucas y yo decidimos dejar a los niños con una cuidadora, algo que no solemos hacer a menudo, pero que hoy era necesario.

Una vez que todo estuvo organizado, subí a nuestra habitación para arreglarme. Quería sentirme espectacular, así que me tomé mi tiempo. Elegí un conjunto de ropa interior de lo más sensual, de esos que me hacen sentir segura y sexy, y completé el look con unos tacones y un abrigo largo negro. Para maquillarme quería algo sencillo, pero a la par rompedor, así que agarré una barra de labios rojo sangre que tenía en mi tocador y pinté mis labios para hacerlos aún más seductores.

Cuando bajaba por las escaleras lucas no podía parar de mirarme, en sus ojos podía notar la admiración y el deseo que sentía por mí.

Abrió la puerta casa, fuera nos esperaba un taxi que nos llevaría al encuentro de una pareja la cual lucas había estado conociendo e intimando ya desde hace un tiempo a través de LUXXU. Por supuesto yo era totalmente desconocedora de este hecho, pero estas son las cosas que me gustan del el, siempre ha tenido un aire de misterio que ha hecho que nuestro matrimonio nunca entrase en una rutina.

Al llegar al local, en una mesa no muy apartada de la barra nos estaban Caty y Alberto, ambos españoles, más concretamente de Vigo. Nos presentamos y charlamos muy amenamente durante una hora, la verdad que a medida que nos íbamos conociendo la cosa se fue poniendo caliente. No tuvimos reparo a la hora de entrar en materia, como se suele decir todos sentimos atracción los unos por los otros, eso hace que el encuentro sea agradable y fructífero. En encuentro cada vez tenia mas llama así que sin mas Lucas sacó el as que tenia bajo la manga y nos ofreció ir a un sitio más íntimo.

El lugar no podía ser otro que un SPA swinger de la localidad, un sitio pequeño, pero súper acogedor. Yo me que abrumada por la genial idea que lucas había tenido, la verdad que tenia muchas ganas de ir, así que los cuatros accedimos muy decididamente.

Una vez dentro fuimos a los vestuarios para poder dejar nuestras pertenencias y poder acceder a la zona del spa. Ya saliendo por la puerta no podía parar de mirar a Caty, era preciosa y super sensual, la verdad que estaba deseando besarla.

Tan pronto entramos en la piscina, Caty comenzó a besarme apasionadamente bajo la atenta mirada de nuestros maridos, yo comencé a tocarle la espalda con mucha delicadeza, casi como dejando caer los mis dedos al compás del agua, mientras tanto Lucas me agarraba de la cintura y me besaba los hombros.

Cuando el momento se puso candente, decidimos salir de la piscina y dirigirnos a la zona de baño turco en la que había unos bancos de lo más cómodo y así poder seguir con nuestros juegos. En el centro nos sentamos Caty y yo, de este modo podíamos seguir jugando mientras yo estaba con su marido y ella con el mío. Alberto era un chico guapo y de aspecto atlético, pero lo que mas me gustaba de el era su manera de besarme y tocarme. Era el típico que le gustaba dominar y eso a mi me gustaba aún más. Cuando estábamos sentados besándonos cogió mis piernas y me las separó muy salvajemente introduciendo dos de sus dedos dentro de mi coño ya empapado y lubricado. El ritmo de sus dedos entrando y saliendo era armonioso y muy excitante, casi podía oír el flujo de agua saliendo de mis partes.  Caty no paraba de comerle la polla a Lucas, contemplar esa escena era virtuosa. De pronto Alberto sacó sus dedos y me dio la vuelta, como si de una peonza se tratara, para que yo pudiese comerle el coño a su mujer mientras el me follaba sin cesar. Sabía que el orgasmo no tardaría en llegar, pero yo quería que ese momento durase y durase.

Agarrando mi pelo y azotando mis nalgas yo pedía que me diese más fuerte, así que me aparté y lo senté en el banco.

-Ahora es mi momento-. Le dije

Me coloqué encima de él y empecé a follar como una loca, sabía que el estaba a punto de correrse, y de pronto llegó ese momento, nuestro momento, una explosión de gritos de placer irrumpieron en la sauna, ya que Lucas y Caty también habían llegado a la cumbre.

Los cuatro tuvimos una complicidad increíble, todavía una vez terminado nuestro momento, quisimos quedarnos un rato más y seguir contando antiguas y quien sabe, también futuras…

Fin